miércoles, 9 de julio de 2014

4000 Exposicion Sala El Farol de la U. de Valparaiso

 4.000 no es un número, sino cuerpos

El trabajo del artista Christian Carrillo (www.ccarrillo.cl) , expuesto en la sala el Farol es una sumatoria de cinco acciones desarrolladas (en conjunto con la ONG Paicabi) desde el principio del 2013 en Valparaíso, Quillota, Cartagena , Santiago y Viña Del Mar, las cuales son parte  de una enunciación denunciante sobre la vulneración de los derechos de la infancia en Chile, particularmente, la explotación sexual comercial de menores de edad, cuya cifra estimativa de casos es de 4.000. (Estudio de la explotación sexual comercial
infantil y adolescente en Chile realizado por la OIT el año 2004, arrojo que 3700 NNAsufren ESCNNA)
En las cinco intervenciones, Carrillo utiliza las mismas facturas y materiales, haciendo de la acción una repetición desplazada en las ciudades antes mencionadas para intentar dar cuenta de un problema socio cultural (la complicidad arrastra todos los niveles socio culturales y económicos), político (carencia de proactividad normativa en la regulación estatal y legislativa) y humano (los casos particulares y generales de abusos se vinculan a afectos desde la intimidad de cada unx de nosotrxs) que toca e hiere sensibilidades públicas y privadas.
Los tres tipos de problemas generales, mencionados anteriormente, no son separados, sino intrínsecos. Cada uno de ellos conforma y estructura la realidad del otro desde una incorporación no centrada (no lineal: ni vertical ni horizontal). Lo socio cultural, lo político y humano no son condiciones en las que una debiese determinar a la otra, sino que se interrelacionan en conjunto cualitativo y cuantitativo en las formaciones de realidad. Ahora bien, lo humano es una discusión amplia y abierta en su concepción crítica pues, en nuestra contemporaneidad, ya sabemos que es una construcción histórica, y el discurso de humanidad hoy es un problema de crisis moderna. La interdependencia, como realidades integradas de las “responsabilidades”, en un serio problema como el que se menciona en este texto (y en el trabajo de Carrillo y el que acciona la ONG Paicabi) en el cual se intenta explicar que las relaciones sociales y de poder comparten la interdependencia de los sujetos responsables (todos), lo cual nos obliga a cuestionar o “superar” el concepto y la adjudicación de humanidad.
Los materiales son juguetes, los cuales son acumulados y saturados hasta el extremo. Manchados,  entintados y amarrados se nos expone una violencia del uso. Desde aquí, la descontextualización del uso lúdico se recontextualiza en un tipo de ejercicio deconstruccionista que nos muestra esa zona oscurecida del ejercicio lúdico del arte, de la denuncia histórica de las vejaciones, desde las angustias, vinculadas, en herencia, a las espontaneidades del expresionismo abstracto gestural painting. Esta reflexión no invita a la comparación o musealización de lo holocáustico, sino un tipo de conminación de un problema que nos involucra a todxs.
El artista Christian Carrillo no capitaliza simbólicamente un problema en una obra, sino que trabaja vinculado con la organización Paicabi, es decir, no se debe confundir la estetización de lo político o de lo social como forma de posicionamiento o inscripción artística. En este caso, la exposición que tenemos es consecuencia ligada con el principio del problema: es y se hace parte del mismo.

Samuel Toro Contreras
Licenciado en Arte (Universidad de Playa Ancha, Valparaíso), egresado de Magíster en Pensamiento Contemporáneo (Universidad Diego Portales, Santiago), Socio fundador del laboratorio de arte Espacio G (hasta fines del 2007). Investigador independiente de arte y cultura contemporánea www.samueltoro.blogspot.com ,encargado de la plataforma de videos discursivos en Chile www.artevideodiscursivo.org ,profesor de la Cátedra de Paisaje sonoro (Universidad de Viña del Mar), Asistente de dirección del festival internacional de arte sonoro Tsonami www.tsonami.cl y editor de la revista de arte sonoro y cultura Aural del mismo festival.